Las Luces de Ushuaia-Tierra del Fuego

Latitud 54° 47’ 59’’ sur, longitud 68° 17’ 59’’ oeste: aqui están las coordenadas geográficas de la ciudad donde decidimos pasar los últimos días del año 2007 y festejar la llegada del nuevo año.

Bien conocidas por los exploradores, los aventureros y ahora los turistas, esas coordenadas son las de la capital de la provincia argentina de “Tierra del fuego, Antártico e Islas del Atlántico sur” ubicada en la Isla Grande: la mítica Ushuaia.

Construida en la ladera de una colina azotada por los vientos y bordeada por el canal de Beagle, la ciudad de Ushuaia se considera la ciudad más sureña del mundo, por eso se llama “Ciudad del fin del mundo”.

Vista de Ushuaia desde el Canal de Beagle

Un apodo que le cuestionó varios años la base naval de Puerto Williams, ubicada en la Isla Navarino, en el otro lado del canal de Beagle. Una discusión zanjada por las Naciones Unidas: decidieron que Puerto Williams no podía reclamar el titulo por ser demasiada pequeña, ya que el mínimo para que se considere ciudad sería 20 000 habitantes.

UN POCO DE HISTORIA

La Tierra del fuego está separada del continente por un estrecho formando un corredor natural de 600 km entre los océanos Atlántico y Pacífico, estrecho que tiene el nombre del mismisimo navegante portugués, primer europeo en descubrirlo, Fernando de Magallanes.

Se cuenta que fueron los marineros de Magallanes, al asistir desde su barco al espectáculo de las hogueras en las colinas, quienes llamaron el lugar “Tierra de los humos y Tierra de los fuegos”. Carlos V de Habsburgo (El famoso Carlos Quinto) le daría luego el nombre definitivo de “Tierra del fuego”.

A lo largo de los siguientes siglos, se montaron varias expediciones europeas entrando en contacto por primera vez con los nativos.
En 1830, durante el primer viaje del “HMS Beagle” en Tierra del Fuego, los marineros capturaron a cuatro indios y los llevaron para presentarles a los reyes de Inglaterra.

Sólo tres de esos “salvajes” volvieron a la Tierra del Fuego, en enero de 1833, aprovechando la segunda expedición (1831-1836) del HMS Beagle, al mando del capitán Robert Fitz Roy, que llevaba también varios científicos entre los cuales el naturalista Charles Darwin.

El buque y su equipaje pasaron siete semanas en el sur de la Tierra del Fuego, un lugar por entonces desconocido. Un equipo bajó a tierra y se quedó allí todo el tiempo necesario para realizar estudios meteorológicos, astronómicos, zoológicos y botánicos así como etnológicos. Otro equipo se quedó a bordo y navegó a lo largo de las costas para realizar estudios tanto cartográficos como hidrográficos.

Fauna en el Canal de Beagle

Ushuaia, que significa “Bahía hacia el oeste” en idioma yámana (o yagán) empezó su historia en tanto colonia a mano de una misión anglicana al mando del pastor Waite Hockin Stirling, en 1869. Este mismo año a Hockin le sustituyó Thomas Bridges, autor del primer diccionario del idioma yagán, ese “Pueblo de las canoas” que vivió varios milenarios sin ningún contacto con el mundo exterior.

Luego, Bridges dejó la misión y se fue a vivir a la estancia Haberton que él mismo había fundado. Esta estancia se ubica a pocos kilómetros de la actual Ushuaia, en las orillas del canal de Beagle. Hoy en día la estancia todavía pertenece a la familia del pastor y se dedica a actividades turísticas.

Las primeras viviendas las construyó la American Missionary Society, sociedad misionera británica encargada de evangelizar a los pueblos autóctonos.

En cuanto a Francia, ese país organizó una expedición científica en Tierra del Fuego en 1882 -1883, en el marco del año polar internacional.

A Louis-Ferdinand Martial (1836-1885), explorador y capitán de fragata le confiaron el mando de la fragata La Romanche. El buque zarpó desde Cherburgo el 17 de julio de 1882 con 140 personas a bordo, para llegar a la Isla Hoste, a 40 km del Cabo de Hornos, el 6 de septiembre.

El objeto de la misión era realizar estudios geológicos, botánicos, zoológicos y etnográficos.

Los europeos asentados en Tierra del Fuego (ganaderos, pescadores, mineros de oro) cometieron masacres tremendas y propagaron enfermedades, casi erradicando los pueblos autóctonos. Los misioneros quienes acogieron los sobrevivientes no hicieron sino acelerar el proceso de decadencia evangelizándolos.

Una expedición argentina desembarcó en el territorio en septiembre de 1884 para instalar una prefectura. El 12 de octubre ondeaba por fin la bandera argentina en la provincia.

La ciudad se desarrolló primero en torno a una cárcel, el gobierno argentino inspirándose de las experiencias en las Islas del Salut en Guyana (Francia) y de los presidios británicos en Australia.

Pero el desarrollo arrancó de verdad en 1970 mediante la creación de una zona exenta de impuestos.

El descubrimiento de yacimientos de gas y de petróleo contribuyó también a la prosperidad de la economía local.

El turismo creció sobre todo a partir de los años 1980, la Tierra del Fuego aprovechando su imagen de fin del mundo y de punto de partida hacia el cabo de Hornos y el Antártico.

Parque nacional de Tierra del Fuego

MIS FAVORITOS

Lo tengo que admitir, es esa imagen fantaseada de Ushuaia que me atrajo primero hasta la punta austral del continente suramericano.

El peligro de los sueños es la posibilidad de desilusión que puede acaecer cuando la realidad no está a la altura de lo que habíamos imaginado.

Entonces el mito se viene abajo. Pero tal no fue el caso para mí.
A penas desembarcamos en el aeropuerto internacional de Ushuaia-Malvinas argentinas la ciudad cumplió con las expectativas. Gracias a la luz de fin de tarde veraniego, sentí una emoción indescriptible, un sentimiento de plenitud.

En tanto puerto con mucho bullicio, esta ciudad de arquitectura desordenada y colorada, amparada por los montes nevados de la cordillera Martial, beneficia de un sitio precioso favorable para los sueños de aventura.

Este 31 de diciembre, no teníamos nada mejor que hacer sino navegar por el canal de Beagle, disfrutando del paisaje de témpanos e islotes rocosos.

A bordo del yate Che, con un pequeño grupo de turistas brasileñas y españoles, nos fuimos rumbo al este, hacia el archipiélago Kashuna, también llamado “Islotes Les Eclaireurs” (el nombre lo atribuyó Louis Martial, por eso es en Francés).

El archipiélago está compuesto de varios islotes como “Los Pájaros” y “Los Lobos” donde se puede ver una colonia de leones de mar así como cormoranes. Cuenta con un faro construido en 1920, el Faro “Les Eclaireurs”.

El faro « Les Eclaireurs »

Se confunde a menudo este faro con el de San Juan del Salvamento, en la isla de los Estados, en la punta sureste de la provincia, faro que inspiró el escritor francés Jules Verne para su novela “El faro del fin del mundo”.

Cabe subrayar que un aventurero francés de La Rochelle, André Bronner, quien había descubierto este faro abandonado desde mucho tiempo, se empeñó en arreglarlo y en 1998, y gracias a la colaboración de los talleres Perrault, el faro de San Juan funcionó de nuevo. Y en 2000, construyeron un faro idéntico en la pointe des Minimes, en La Rochelle. Otra réplica se puede ver también en el museo marítimo y del presidio de Ushuaia.

Ushuaia también es el Cerro Martial. Culminando a casi 1300 metros de altitud, representa la mayor reserva de agua potable de la ciudad así como el mejor punto de vista hacia la bahía, los techos colorados, el canal de Beagle y más allá la cordillera de Darwin.

Un panorama realmente fantástico, siempre con esta luz tan agradable como especial.

Ushuaia vista desde el cerro Martial

Se sube al cerro por une carretera sinuosa de 7 km, luego tomando un teleférico y para terminar andando hasta el glaciar.

Ante todo representa para mí un recuerdo inolvidable haber pisado este glaciar del fin del mundo el primer día del año, ¡en la ciudad más austral del planeta!

10 km más allá de la ciudad se halla el Parque Nacional de Tierra del Fuego. Imposible no visitarlo, claro. Creado en 1960, el Parque da a la bahía de Lapataia (Bahía de la buena madera, en idioma Yagán), el único fiordo argentino del Canal de Beagle. Aquí también finaliza la ruta 3, final de la famosa carretera panamericana, la más larga del mundo.

En unos minutos dejamos el bullicio de la civilización para gozar de la tranquilidad y la belleza salvaje de una naturaleza perfectamente adaptada a las temperaturas bajas y los vientos violentos de la zona.

En esa naturaleza iluminada por una luz transparente casi irreal, reina aquí un ambiente de plenitud y de serenidad.

Bañada de esa luz tan especial, por cualquier lugar en que dirigimos nuestra mirada Ushuaia quedará eternamente al tope de mis recuerdos íntimos.
Una ciudad mítica, así de simple.

Texto : Patrick Richard
Traducción : Patrick Viannais (Lectura y correcciones Adelaida Ena Noval)

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Véase también otros articulos del « Carnet de route »:

A lo largo del Qhapaq Ñan

Pasando por Mendoza y Maipú

Por la ruta 7, entre Argentina y Chile

Bahía de Lapataia

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