El realismo mágico en la política argentina

          Esa nueva rúbrica que abrimos en septiembre de 2021 es el resultado de un encuentro con un personaje nada ordinario.

          Manuel Silva es argentino, y vive en el barrio de la Boca, lugar mismo donde empezó, en el siglo XVI, la historia de Buenos Aires.

          En tanto lector bulímico, posee un conocimiento asombroso de la literatura en general, pero suramericana en particular. También es un testigo extremadamente atento a la vida política de su país, y a los distintos corrientes que la atraviesan desde la llegada del primer peronismo, a mitad del siglo XX, hasta hoy. Quizás habrán leído, en este mismo blog, su entrevista en cuanto a la masacre de Ezeiza, en junio de 1973, de que fue testigo directo.

          Desde meses nos comunicamos y charlamos, cada uno por su lado del Atlántico, gracias a la magia de Internet y de los móviles. Intercambiamos sobre las literaturas españolas y suramericanas – compartimos el mismo interés por autores como Javier Cercas, Roberto Piglia, Gabriel García Marquez, Roberto Arlt y tantos otros – así como sobre la política argentina. El, desde su experiencia directa, yo, desde mis lecturas.

          En ese terreno – la política – no siempre compartimos las mismas opiniones. Pero él es argentino. La Historia y la Política de su país, con mayúsculas, las ha vivido, las vive, cada día. Es él quien el primero sugirió esa idea algo extraña: ¿Acaso, la política argentina no sería otra manifestación, entre otras, del famoso “realismo mágico” que contribuyó a la gloria de buena parte de la literatura hispánica? (García Marquez, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Isabel Allende, Manuel Mujica Láinez, entre otros…)

          En tanto observador y aficionado a la Argentina, comparto su opinión, en cierto modo. En todo lo que se refiere a la política, nuestros amigos argentinos se muestran a menudo muy difíciles de entender, y sus elecciones se resisten muchas veces a toda tentativa de análisis racional.

          Es el peronismo que el amigo Manuel asocia sobre todo al realismo mágico. Para él, y para muchos de sus compatriotas, la llegada y luego, la persistencia – más allá de la muerte de su líder – del movimiento creado por Juan Domingo Perón, presidente de la República entre 1946 y 1955, y luego en 1973-1974, remite a una sicología popular típicamente argentina. Una irracionalidad vacilando entre pensamiento mágico y creencia mística, dividiendo la sociedad entre dos campos irreconciliables: creyentes y no-creyentes. Generando un odio inexpugnable, igualmente irracional, entre los dos.

          ¿El peronismo volvió loco a los argentinos? ¿O esa locura figuraba en los genes de la identidad argentina? Es lo que Manuel, en esos textos que van a descubrir semana tras semana, intenta entender y luego explicarnos.

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Primera parte : Esperando al mesías